Nuestra relación consistía en subirnos a los tejados más altos de la ciudad,
mirarlos a todos desde arriba, reirnos de ellos.
Nuestra relación era demasiado idílica, paseos bajo el sol, terrazas.
Nuestros cuerpos se amaban demasiado para separarse,
nuestros oídos escuchaban la misma música.
Los barrios más altos nos esperaban,
éramos aficionados a las alturas.
La torre más brillante de la ciudad se reía de nosotros,
sabía que solo aspirabamos a ser como ella.
Nos miraba, altiva, engreída, con su cara burlona iluminada.
Lo que ella no sabía era que no queríamos parecernos a ella.
Nosotros éramos dos.
Lucía
En el amor no hay ni tejados y torres, todo es alcanzable! :)
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