Fue entonces cuando se tuvo que poner las gafas de sol. Sus ojos iban a empezar a hablar.
Lucia
CUANDO NO PUEDAS PENSAR, ESCRIBE
martes, 21 de junio de 2011
martes, 14 de junio de 2011
LEJOS
Se montó en su coche verde, lo dejó allí, debajo de las montañas, iluminado apenas por los débiles rayos que quedaban. Él sacó un cigarrillo y la vio alejarse rápido en el coche por la carretera que separaba las montañas de la costa. Sabía que jamás la volvería a ver.
Se sentó en el suelo, encendió el cigarro y esperó a que terminase de irse el sol. Sus ojos no echaron ni una sola lágrima. Su cabeza dejó de pensar y su corazón dejó de sentir. Y pensó en aquella frase que ella había dicho un millón de veces 'cuando no puede ser no puede ser, y además es imposible'. Tuvo que sonreir. La jodida princesa de los pantalones de cuero siempre llevaba la razón.
Lucia
Se sentó en el suelo, encendió el cigarro y esperó a que terminase de irse el sol. Sus ojos no echaron ni una sola lágrima. Su cabeza dejó de pensar y su corazón dejó de sentir. Y pensó en aquella frase que ella había dicho un millón de veces 'cuando no puede ser no puede ser, y además es imposible'. Tuvo que sonreir. La jodida princesa de los pantalones de cuero siempre llevaba la razón.
Lucia
martes, 7 de junio de 2011
TU PRINCESA
- Aun así, no me importaría seguir siendo tu princesa eternamente -dijo la chica de los pantalones de cuero negro, mirándolo detrás de aquellas gafas de sol.
El sol ya estaba cansado, bajaba lentamente por detrás de las montañas, riéndose de la chica de los pantalones de cuero negro, por llevar aquellas gafas que ya no necesitaba.
Y tanto que las necesitaba. La chica de los pantalones de cuero negro nunca mostraba sus ojos, porque sus ojos eran verdades, y ella una chica de misterios.
El chico de la barba rebelde sonrió. Él no llevaba gafas de sol porque no las necesitaba. Sus ojos oscuros no tenían la transparencia de los de ella.
- Sabes que lo serás.
Lucia
El sol ya estaba cansado, bajaba lentamente por detrás de las montañas, riéndose de la chica de los pantalones de cuero negro, por llevar aquellas gafas que ya no necesitaba.
Y tanto que las necesitaba. La chica de los pantalones de cuero negro nunca mostraba sus ojos, porque sus ojos eran verdades, y ella una chica de misterios.
El chico de la barba rebelde sonrió. Él no llevaba gafas de sol porque no las necesitaba. Sus ojos oscuros no tenían la transparencia de los de ella.
- Sabes que lo serás.
Lucia
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