CUANDO NO PUEDAS PENSAR, ESCRIBE

domingo, 3 de julio de 2011

MONTAÑA DE HOJAS MARRONES

Se despertó desnuda encima de una montaña de hojas marrones. Abrió los ojos sin saber dónde estaba, sin reconocer aquel bosque otoñal y sin poder imaginar cómo habría llegado hasta allí. Lo peor fue darse cuenta de que no sentía nada. Ni hambre ni sed, ni sueño, ni alegría ni pena. No sentía miedo por estar sola, ni pudor por estar desnuda. No sentía sus lágrimas caer por sus mejillas, no sentía.
Estaba segura: mientras dormía en aquel bosque le habían robado el corazón.

Lucía
-El problema de no sentir-

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